¿Final feliz en el debate sobre la prostitución?
En las grandes ciudades no es extraño encontrar tarjetas de invitación a locales de masajes en los que realmente se ejercen trabajos de prostitución. Como informa ElConfidencial esta clase de establecimientos ha conseguido legalizar de facto la prostitución ya que las personas que trabajan en ellos lo hacen al amparo de un contrato y posiblemente sin muchos de los elementos que tipicamente se asocian a este mundo. Sería muy interesante estudiar detenidamente el funcionamiento de estos locales para poder responder a las muchas preguntas que acompañan el debate sobre la legalización de la prostitución que periódicamente va resurgiendo. ¿Es posible una prostitución sin abusos? ¿Aumenta la trata de blancas con la legalización de la prostitución? ¿Qué clase de personas ejercen estos oficios?
En relación con esta cuestión es muy interesante pensar en establecimientos como Hooters, una cadena americana de restaurantes de comida rápida caracterizados por contratar solamente a camareras con un físico muy determinado. No hace mucho tiempo la posibilidad de que se abriese un Hooters en Cataluña levantó mucho revuelo, por considerarse que su modelo productivo y laboral era sexista y discriminatorio. ¿Es así realmente? ¿Es legítimo que un restaurante utilice como uno de sus reclamos principales el físico de sus trabajadores? ¿Si en un prostíbulo es legítimo que se sirva comida y bebida, por qué no sería legítimo que en un restaurante se contratasen solo mujeres con un determinado físico? O dicho de forma más general: ¿qué clase de mercantilización es aceptable en relación con el aspecto o la sexualidad de las personas?
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