Pornografía "deepfake"
La última tendencia en la industria pornográfica parecen ser los llamados “deepfake”: vídeos pornográficos manipulados por ordenador en los que se cambia la cara de los protagonistas por la de personajes famosos de forma tal que aparente no ser un montaje. Es decir, montajes con los que parece que determinada persona esté realizando la escena, cuando en realidad no es así.
¿Es ese un uso legítimo de la imagen de una persona, pueden realizarse esta clase de montajes sin el permiso del afectado? ¿Es suficiente con avisar de que se trata de una manipulación y no del vídeo orginal? ¿Supone un intromisión ilegítima en la intimidad y/o el honor de las personas?
Quizás la respuesta a estas preguntas depende del uso que se le vaya dar a los montajes: ¿realizar individualmente un montaje y consumirlo privadamente puede que sea aceptable, pero hacerlo público y/o lucrarse con él no?
No obstante, montajes los ha habido siempre, ¿por qué que adquieran un mayor realismo debería suponer un problema? Es decir, ¿qué explica que un montaje casero hecho con fotos recortadas sea aceptable, mientras que un montaje profesional sea problemático?
Pero los problemas no acaban aquí: el potencial difamador y desinformativo de esta clase de tecnología es obvio. ¿Deberíamos pensar en algún tipo de regulación al respecto? ¿Cómo podemos evitar que se propaguen todo tipo de mentiras absolutamente verosímiles que quizás solo un experto podría desenmascarar?
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